Os militontos e seus tontos líderes; ou, o jogo de cabra-cega
da Esquerda Liberal
O sistema político-partidário está armado de maneira a
privilegiar a concentração do poder nas mãos de uma minoria “iluminada”. Algo tapado
pela “vontade da maioria” que “deve” sobrepor, por haver-se concebido a si
mesma o direito ao uso da violência.
Faz crer que o principal valor do partido não é o militante,
pobre e incapaz, que necessita de outro que o faça por sua fraqueza de alma,
subjugando-se a “seus” tontos líderes, que os guiam às veredas da satisfação de
seus desejos de segurança e, por temor, aquilo que acreditam, ilusoriamente,
desejar, projetam sobre seus líderes “poderes inimagináveis”
Enquanto siga acreditando que seus sentimentos e seus pensamentos
são independentes do meio, enquanto não se dê conta, de que, enquanto
militante, não há outro militante que possa “representar” o que sente e o que
se pensa, enquanto viver um verdadeiro jogo de cabra-cega, o militante não
tomará o partido em suas mãos. O entregará, sempre, na mão dos “melhores”.
Um partido que seja, verdadeiramente, democrático e popular,
deve romper todas as amarras que impedem a plena participação de todxs xs
militantes na condução das ações do partido.
#democraciadiretaja
Hasta donde sea posible trataré de no repetir lo
ya escrito en otros lugares y ojalá pueda esbozar en pocas líneas la situación
general que nos toca vivir y las tendencias más inmediatas que se perfilan. En
otras épocas se hubiera tomado como hilo conductor de este tipo de descripción
una cierta idea de “malestar de la cultura” pero hoy, en cambio, hablaremos de
la veloz modificación que se está produciendo en las economías, en las
costumbres, en las ideologías y en las creencias, tratando de rastrear una
cierta desorientación que parece asfixiar a los individuos y los pueblos.
Diré que quienes creemos en la evolución humana no estamos
deprimidos por los cambios sino que más bien deseamos un incremento en la
aceleración de los acontecimientos mientras tratamos de adaptarnos crecientemente
a los nuevos tiempos.
Los “malos” de hoy son personas con muchos problemas y una
gran avidez, pero en todo caso incompetentes para orientar procesos históricos
que claramente escapan a su voluntad y capacidad de planificación.
2 . El individualismo, la fragmentación
social y la concentración de poder en las minorías
Pero el individualismo lleva necesariamente a la
lucha por la supremacía del más fuerte y a la búsqueda del éxito a cualquier
precio. Tal postura comenzó con unos pocos que respetaron ciertas reglas de
juego entre sí frente a la obediencia de los muchos. De todas maneras esta
etapa se agotará en un “todos contra todos” porque tarde o temprano se
desbalanceará el poder a favor del más fuerte y el resto, apoyándose entre sí o
en otras facciones, terminará por desarticular tan frágil sistema. Pero las
minorías han ido cambiando con el desarrollo económico y tecnológico,
perfeccionando sus métodos a tal punto que en algunos lugares en situación de
abundancia las grandes mayorías desplazan su descontento hacia aspectos
secundarios de la situación que les toca vivir. Y se insinúa que aún creciendo
el nivel de vida global, las masas postergadas se contentarán esperando una
mejor situación a futuro porque ya no parece que cuestionarán globalmente al
sistema sino a ciertos aspectos de urgencia. Todo eso muestra un giro importante
en el comportamiento social. Si esto es así, la militancia por el cambio se
verá progresivamente afectada y las antiguas fuerzas políticas y sociales
quedarán vacías de propuestas; cundirá la fragmentación grupal e interpersonal
y el aislamiento individual será medianamente suplido por las estructuras
productoras de bienes y esparcimiento colectivo concentradas bajo una misma
dirección. En ese mundo paradojal se terminará de barrer con toda
centralización y burocratismo rompiéndose las anteriores estructuras de
dirección y decisión pero la mentada desregulación, descentralización,
liberalización de mercados y de actividades será el campo más adecuado para que
florezca una concentración como no la hubo en ninguna época anterior, porque la
absorción del capital financiero internacional seguirá creciendo en manos de
una banca cada vez más poderosa. Similar paradoja sufrirá la clase política al
tener que proclamar los nuevos valores que hacen perder poder al Estado, con lo
cual su protagonismo se verá cada vez más comprometido. Por algo se van
reemplazando desde hace tiempo palabras como “gobierno” por otras como
“administración” haciéndose comprender a los “públicos” (no a los “pueblos”)
que un país es una empresa.
Por otra parte, y hasta tanto se consolide un
poder imperial mundial, podrán ocurrir conflictos regionales como en su momento
ocurrió entre países. Que tales confrontaciones se produzcan en el campo
económico o se desplacen a la arena de la guerra en áreas restringidas; que
como consecuencia ocurran desbordes incoherentes y masivos; que caigan
gobiernos completos y se terminen desintegrando países y zonas, en nada
afectará al proceso de concentración al que parece apuntar este momento
histórico. Localismos, luchas interétnicas, migraciones y crisis sostenidas, no
alterarán el cuadro general de concentración de poder. Y cuando la recesión y
la desocupación afecte también a las poblaciones de los países ricos, ya habrá
pasado la etapa de liquidación liberal y comenzarán las políticas de control,
coacción y emergencia al mejor estilo imperial... ¿quién podrá hablar entonces
de economía de libre mercado y qué importancia tendrá sostener posturas basadas
en el individualismo a ultranza?
Pero debo responder a otras inquietudes que se me
han hecho llegar respecto a la caracterización de la crisis actual y sus
tendencias.
Silo. Cartas a
mis amigos
Nenhum comentário:
Postar um comentário